En los últimos años, las empresas de seguridad privada han ampliado sus funciones y son responsables no solo de proteger las organizaciones, la propiedad privada y los hogares, sino también, en muchos casos, con el público. Como resultado, se convierten en colaboradores imprescindibles en bancos, instalaciones médicas, instituciones educativas, fábricas o fincas privadas.

Las altas tasas de delitos contra la propiedad, incluso frente a la pandemia, han obligado a los agentes de seguridad de las empresas y las zonas residenciales a enfrentarse a esta situación. Es por esto que muchos de ellos han tenido que fortalecer sus sistemas de monitoreo para garantizar la seguridad de sus propiedades sin descuidar su función principal: proteger a las personas.

También te puede interesar ????: Las 10 marcas más importantes de cámaras de seguridad para videovigilancia en 2021

“La situación se volvió más complicada aún si se tiene en cuenta que el presupuesto con el que se cuenta se redujo debido a los reiterados aumentos del dólar, que impactan de lleno en los sistemas de circuito cerrado de televisión (CCTV). Asimismo, la coyuntura actual obligó al sector de empresas de seguridad privada a reducir puestos de seguridad, en una época en la que deberían aumentarse. Los más perjudicados, en este sentido, son los barrios privados, ya que los aumentos impactaron en forma drástica en las expensas”, afirma Fernando Peral Belmont, vocero de Arsec Seguridad, una empresa que se desempeña hace 30 años en el mercado.

“Si bien cada industria tiene características y problemáticas distintas, las más afectadas son las que operan bajo el sistema de precios regulados por el gobierno. En esos casos las empresas de seguridad privada nos adaptarnos para que no disminuyan las horas hombre de seguridad o las inversiones en tecnología con el fin de compensar el aumento que no pueden otorgar. Asimismo, la solución puede ser adaptada a la paritaria que regula la actividad del cliente, para evitar desfasajes financieros para las empresas”, agrega.

En el caso de las empresas de seguridad privada, en algunos casos, la opción para lidiar con el estrangulamiento es reducir la cantidad de horas de monitoreo, una política que mantiene los costos equilibrados pero aumenta el potencial de riesgo.

El ejemplo más ilustrativo lo dan las instalaciones médicas, que deben mantener controles estrictos en áreas como medicación, obstetricia o exámenes de alta de pacientes. Por esta situación, agregaron desde Arsec, creen que las empresas dedicadas a este propósito se ven afectadas por los recortes presupuestarios.

“Las empresas de seguridad privada deben ser socios estratégicos para sus clientes. Deben conocer sus problemas específicos y buscar soluciones que satisfagan sus necesidades de seguridad, adaptadas a las realidades económicas de cada empresa. No existe una fórmula única, pero siempre encontramos soluciones que se ajustan a la realidad de cada cliente. Además, debemos entender que nuestros clientes confían en nosotros para cuidar su economía y sus recursos humanos, pero su estabilidad económica también está estrechamente relacionada con la adaptación del proveedor a las realidades de los tiempos. La situación es tan compleja como ahora”, concluye Beral Belmont.